Siempre me cuesta empezar a escribir. ¿Es tan difícil un comienzo? ¿O más difícil es un final?
Tantos sentimientos, tantos pensamientos que se nos cruzan por la cabeza en unos instantes…Nos imaginamos el futuro o el pasado, soñamos situaciones que quisiéramos que ocurrieran, como si dependiera totalmente de nosotros que se hicieran ciertas. ¿En realidad es así? Algunos creen en el destino ¿pero realmente esta escrito lo que vamos a hacer o constantemente cambia el futuro con nuestros actos? Con total seguridad no se sabe, sólo que pensamos de una u otra manera, tenemos nuestro propio criterio de la forma en que se dan las cosas.
Algo es muy cierto, continuamente tomamos decisiones que hacen cambiar lo que va a pasar, cuando pensamos en si tan solo no hubiese dicho o hecho “eso” hace dos segundos, lo consecuente probablemente no existiría.
Es increíble como una simple canción nos puede hacer recordar a esa persona, con cada letra nos sentimos identificados, como si hubiese sido escrita para nosotros. Nos preguntamos por qué, siempre el por qué cuando sufrimos, cuando alguien nos hace mal. Sólo nos gustaría retroceder el tiempo para evitar todo lo que sentimos en ese preciso instante, pero nos damos cuenta que es imposible, porque las cosas suceden y simplemente suceden. El tiempo nos domina, no podemos detenerlo, aunque no querramos cada segundo que pasa nunca es el mismo que el anterior, porque lo de afuera cambia, y hasta nosotros ya no somos los mismos. Es como un parpadeo, de un instante a otro lo que vemos no es igual y nunca va a volver a serlo.
Nos preguntamos por qué a veces una hora o unos minutos nos parecen interminables, cuando no sabemos que hacer o estamos aburridos o esperamos para ese momento especial, queremos que pase rápido, pero siempre el tiempo pasa de la misma manera. Sólo nosotros lo notamos distinto. O cuando estamos con esa persona que queremos o nos divertimos tanto, deleitando cada momento, y cuando nos damos cuenta pasó demasiado rápido porque dejamos de estar pendiente del tiempo, solo lo disfrutamos.
¿Y para que estamos en esta vida? ¿Es sólo una etapa? Siempre pienso que habrá mas allá o cual será el propósito de nuestras vidas, porque si sufrimos, si nos esforzamos para cambiar, para mejorar, pasamos nuestros años tratando de ser mejores personas, de lograr la felicidad, de superarnos espiritual o internamente, para llegar a ser viejitos y finalmente morir. Terminamos siendo comida para gusanos, un montón de carne podrida y huesos que finalmente se hacen polvo ¿Y cuánto somos recordados? Unos años, y por nuestros familiares mas cercanos, ¿pero después qué? ¿Tanto tendremos que pasar por esta vida para no tener ninguna recompensa? Yo creo que si fuera así sería demasiado en vano nuestros esfuerzos.
La vida para mi es una constante lucha, un constante cambio que empieza por nosotros mismos, todos tendríamos que dejar algo, algo por lo que nos recuerden, aportar nuestro pequeño granito de arena para vivir mejor, para hacer un mundo mejor con el paso de los años.
Para otros la vida es una creación de más vida, de sentimientos, de cosas que vamos dejando en el camino, que de alguna manera nos marcan hasta el final.
Con cada decisión, con cada movimiento que elegimos en todo momento hacemos nuestra vida.
Otros dicen que una de las razones de vivir es el amor. ¿Y que es el amor? ¿Alguien podría definirlo? Es algo demasiado subjetivo, algo que simplemente se siente, que ocurre casi sin darnos cuenta, hasta ese instante que de pronto entendemos que necesitamos a esa persona, que no podemos esperar para darle un gran abrazo, un beso, tan sólo una caricia, para olvidarnos de todo lo que tenemos en nuestra mente, sólo disfrutar ese momento junto a ese individuo de tan incomparable belleza para nuestros ojos.
Y cuando aparece, sentimos como si nos curara todas nuestras heridas, como si fuera el remedio perfecto. Y eso sólo nos hace seguir sintiendo que nunca queremos que se separe de nuestro lado, porque los momentos son incomparables compartiéndolo con esa persona.
Aquel que añade una pizca de perfección a todo lo que tenemos alrededor, que nos hace sentir que algo cambia dentro nuestro, como si algo nuevo estuviera naciendo, una chispa que nos hace sentir diferente, una pieza que completa nuestro ser, que nos devuelve las ganas de vivir en muchos momentos, la emoción de seguir luchando, de seguir caminando. Porque con cada paso le entregaríamos todo lo que esté a nuestro alcance para lograr su felicidad, porque nuestro mejor sueño sería hacerse completamente uno hasta el fin de los tiempos, aprendiendo, viviendo cada experiencia tomado de su mano para nunca jamás separarse.
El amor en su mejor estado es como una luz en mucha oscuridad, nos sirve de experiencia porque somos simples aprendices de la vida. Y lo vivido, lo que pasamos día a día, cada meta que nos ponemos delante, el poder cumplirla, el sentirnos realizados, como también la frustración y el seguir intentándolo, nunca rendirnos, nunca darse por vencido ni aún vencido, son estímulos al alma, todo hace al cultivo del espíritu.
Pero el miedo nos acecha constantemente, el miedo a arriesgarse, a jugarse por una persona, el miedo a enamorarse, a no poder sentir lo mismo, el miedo a sufrir, de lastimar o salir lastimado.
El miedo nubla nuestros ojos, provoca que nos ceguemos, que distorsionemos la realidad, hace que nos sintamos confundidos y que no podamos ver las salidas con claridad, que no podamos ver lo que realmente queremos. Pero todo cambia con una decisión, con un SI o un NO, hacer o no hacer, querer ver lo que queremos ver, o ver lo que realmente está ocurriendo. Hay momentos de cambios, de decisión en donde queda en nosotros mismos el camino que queremos elegir, pensando en los demás o en uno mismo, o en lo mejor para todos. ¿Realmente es lo mejor para todos? ¿Por qué no jugarse? Decidir atreverse, decidir apostar todo consiguiendo quizás el premio mayor, o perderlo todo en el intento…Pero bueno, así es la suerte, así es la vida. Y si no tomamos riesgos nunca podremos descubrirlo, sentirlo, vivirlo.
Un sentimiento en el que nunca llegamos a ser expertos, el amor. Pero la gran pregunta es: ¿podemos llegar a ser expertos totalmente en algo? Si todo cambia constantemente… el mundo, ustedes, las demás personas, yo, el universo, todo, absolutamente todo. Y nuevamente nos encontramos frente a frente con el tiempo.
Por eso dejemos de darle tanta importancia a problemas menores, preocupémonos por vivir cada momento, disfrutar de cada segundo, dar amor, una sincera amistad, porque lo que no vivimos ahora, no lo vamos a volver a hacer jamás, recuerden que el tiempo es ORO, y todos somos millonarios por tenerlo.